Cuando nos hacemos mayores, las
razones para llegar a estar deprimidos parecen tan claras y son tan frecuentes
que se suele pensar que es normal que las personas mayores se sientan
deprimidas. Quizás el hecho de enfermedades crónicas, la perdida de amigos, la
muerte de un pariente, el ya no tener tantas oportunidades para participar en
actividades, deportes, etc. Puede ser causa para que el adulto mayor ya no se
sienta tan feliz como antes; pues tiene esa sensación de pérdida de control
sobre su vida, a esto sumándole, problemas con la visión, la audición y otros
que afectan su estado físico y emocional.
El adulto mayor con estas razones
mencionadas, puede experimentar una gran tristeza, apatía, aislamiento,
malestar, soledad y baja autoestima.
Indudablemente, la clase de cosas
que habitualmente asociamos con sentirnos deprimidos se hacen más frecuentes
según envejecemos.
Existen pruebas de que estos
cambios físicos, que son naturales, pueden aumentar el riesgo de que la persona
mayor se sienta deprimida. Estudios
recientes sugieren que las bajas concentraciones de folato en la sangre y el
sistema nervioso pueden contribuir a la depresión, el deterioro mental y la
demencia. Asimismo, estos estudios arrojan que hay una probabilidad de que
exista una relación entre la aparición de la depresión en la vejez y la
enfermedad de Alzheimer.
Es natural el preguntarse por qué
hemos desarrollado una enfermedad. Las personas deprimidas tienden a culparse a
sí mismos, pero esto es generalmente porque la depresión nos hace ver las cosas
desde una perspectiva negativa, pesimista y autocrítica. Generalmente existe
más de una causa. Por eso mismo, el número de mortalidad de las personas
mayores que tienen depresión y sentimientos de soledad es mayor que el de
aquellos que están satisfechos y tranquilos con sus vidas.
Las personas mayores que tienes
alguna enfermedad y que se encuentran en tratamiento, suelen tomar más tiempo
de lo normal y su resultado es menos satisfactorio.
Importante mencionar, que muchas
veces, estos sentimientos de desesperanza y soledad; puede conllevar a ideas
suicidas, en especial a aquel adulto mayor con discapacidad o que se encuentra
solo.
Con frecuencia, son los amigos o
la familia quienes se dan cuenta del cambio. No se resista, acepte los signos
que otros han percibido y prepárese para visitar a su médico de cabecera o, si
no puede desplazarse a su centro de salud, solicite una visita domiciliaria de
su médico. No es un signo de debilidad el solicitar ayuda. Con frecuencia,
tener un miembro de la familia o un amigo presente puede tranquilizarle. Pida ayuda. No
considere normal sentirse deprimido por el simple hecho de ser mayor.
Fuente: http://www.apa.org/centrodeapoyo/edad.aspx
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