La obligación de los hijos, para
con sus padres, es cuidarles, ofreciéndoles como mínimo, los mismos conceptos
de seguridad, atención, cuidado y cariño que ellos recibieron de pequeños. Es
posible que algunos padres, no entiendan o no quieran entender, que necesitan
recibir esas atenciones, pero tienen que percibir que esas atenciones las
tienen disponibles, para cuando quieran o necesiten utilizarla. Algunas veces
su soberbia y orgullo, les impide aceptar la necesaria ayuda, que podrían
recibir de sus hijos o familiares. Pero ahí tienen que estar los hijos, para
demostrarles con mucho cariño, pero también con firmeza, las soluciones
creativas que les hagan más fácil la vida.
Cuando nos damos cuenta que
nuestros padres han llegado a una edad avanzada y con ello observamos los
cambios naturales de este proceso, nos causa algún tipo de preocupación y
angustia, que resulta normal no saber cómo manejar tal sensación. Sin embargo,
es muy importante peguntarles a nuestros padres como se sienten y que
necesidades no se están llevando a cabo, de esa manera estamos ayudando mucho
en su bienestar emocional; pues se sienten protegidos y mostramos nuestro amor
y respeto por ellos.
Existen estudios que muestran que
la mayoría de las personas mayores prefieren vivir de forma independiente en
vez de vivir con sus hijos; por lo tanto es importante conocer el punto de
vista de cada adulto mayor, ya que para muchos, el seguir viviendo en sus
casas, solos, genera la sensación de independencia y libertad.
Muchas veces queremos optar el
papel de padres con ellos, tratarlos como niños; pero esto no debe ser así. Ellos
son y seguirán siendo nuestros padres, a quienes les debemos respeto y consideración.
Es una realidad, que algunos
hijos crean que por haber estudiado más que sus padres o tienen mejor situación
económica, ya pueden hablar, increpar, ordenar a sus padres y llamándoles la
atención. Recordemos que es un privilegio el tener padres y hay que
aprovecharlos al máximo.
Fuente: http://www.apa.org/centrodeapoyo/cuidado.aspx
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